Y que aún haya gente que no entienda...

Hola de nuevo a todos!!!

¿Qué tal vuestras vacaciones?
Las nuestras se acabaron hace ya bastantes días, y precisamente por eso después de volver de León Biel y Marc pasaron unos días de playa y piscina en Cunit (Tarragona) en casa de tía Encar, con el yayo Bernardo, la yaya Encarna y sus primos Carlos y Paula. También han pasado un par de semanas de esplai (campamento urbano de verano) en el que han disfrutado muchísimo jugando a basket, fútbol y pisicina.
Ahora y como el resto de niños del país, están agotando sus últimos días de vacaciones antes de volver al cole el próximo martes día 07.

No suelo contar nunca las cosas "feas" que nos pasan, porque la verdad es que desde que inicié los blogs siempre he preferido contar lo bueno, bonito, gracioso y simpático. Y omitir los momentos más malos de pataletas, rabietas, enfados, castigos... que todos sabemos que cualquier niño pueda tener, y que también los hay en nuestro caso.

La verdad es que nuestros diablillos, son eso pequeños diablillos, con sus momentos buenos y sus momentos no tan buenos, porque no todo es de color de rosa ni son siempre tan "monos, guapos y divertidos" como aparecen en las fotos que pongo aquí.

Pero hoy he vuelto a sentirme como hace más o menos un año atrás me sentí cuando Biel se accidentó en el parque acuático de Menorca, angustiada y un poco asustada...

Biel es un niño que desde que está con nosotros prácticamente y gracias a Dios no se ha puesto enfermo. La verdad es que desde que llegamos con él hace ya casi 4 años, lo habremos llevado de urgencias al médico 3 veces. Es un niño super sano y a pesar de su delgadez, gracias a lo que come está tremendamente fibrado, atlético, fuerte y saludable.

Pero ayer por la mañana se levantó quejándose porque le dolía la cabeza, cuando la noche anterior le habíamos dado Dalsy precisamente porque se quejaba de lo mismo. Pensé que estaba sobrecargado, porque es un niño tremendamente sensible que llora por cualquier cosa y más cuando se le regaña o castiga. Le volví a dar el jarabe y se marchó con los yayos mientras nosotros trabajábamos.

Al recogerlo a medio día, me enteré de que Biel nos tenía que haber contado algo a Toño y a mí y no lo había hecho. Había tenido un problemilla con el yayo y le recriminamos poque no nos lo había contado. Esta regañina provocó que llorase de nuevo de forma muy sentida y empezó a quejarse de nuevo de dolor de cabeza...

Habíamos quedado con unos amigos para dar un paseo por el campo y nos tubimos que volver a casa con Biel porque le volvia a doler la cabeza, y yo me empecé a preocupar... Eran las 19:30 y llegó dormido a casa y al meterlo en la cama y despertarse aproveché para darle una dosis de jarabe, y siguió durmiendo hasta que a las 23:30 de la noche se volvió a levantar quejándose de nuevo de dolor.
Empecé a tener dudas de que fuese de llorar por la regañina de su padre y mía, y al no poder darle de nuevo jarabe me limité a ponerle paños de agua fría en la frente y observarlo porque además me decía que tenía ganas de vomitar. No tenía fiebre y a eso de las 00:30 se volvió a dormir relajado.

Entonces empecé a pensar si merecía la pena regañar ciertas cosas o era mejor hacer la vista gorda en ciertos momentos y con ciertas cosas... quizás porque me sentía un poco culpable...

Pero esta mañana se ha vuelto a levantar quejandose de nuevo de dolor de cabeza y dolor de cuello y entonces sí que me he empezado a poner nerviosa y a preocupar de verdad, porque ya no lo veía normal y más cuando Biel prácticamente nunca se pone enfermo. Me lo he llevado de urgencias y ha estado tumbado en los bancos del ambulatorio esperando a que el pediatra le visitase, quejandose de dolor.
Dios mío, me he empezado a asustar, y le he dicho a la enfermera que si no lo atendía alguien me marchaba al hospital. La verdad es que la pediatra ha llegado a su hora, hemos sido nosotros los que hemos llegado pronto, y al entrar y empezar a reconocerlo Biel ha dicho que tenía ganas de vomitar y así ha sido porque ha vomitado allí mismo...

Me ha entrado un no se qué por el cuerpo que las piernas se me doblaban de los nervios, hasta que la pediatra me ha dicho que no me preocupase porque los ojos los tenía bien y que si fuese algo de cabeza tendría las pupilas muy dilatadas y el color del ojo totalmente diferente. Simplemente ha sido un cuadro vírico que le ha atacado directamente a la cabeza y que ronroneaba por su barriguita.
Madre mía qué susto me he llevado!

Se me han saltado hasta las lágrimas de los nervios que he cogido pensando en que podría tener yo que se qué.

La enfermera es la de siempre, y al verme le ha comentado a la pediatra (que no es la nuestra) que es rara la vez que lo llevamos porque nunca se pone enfermo, y que era normal que me pusiese nerviosa, ya que a los niños se les conoce poco a poco a medida que van creciendo y desde que nacen, y que en nuestro caso es totalmente diferente.
Así que la pediatra ha acabado consolándome a mi y diciendome que estuviese tranquila que estaba perfecto, que lo único que necesitaba era descansar y un poco de dieta, porque posiblemente empezaría con algo de diarreas y con algún vómito más.

Dios mío y que luego haya gente que aún no entienda que los niños adoptados también son nuestros hijos y serán nuestros hijos de por vida, que se sienten y se padecen mucho antes de ser engendrados. Y que por mis hijos ¡ yo M A T O! y que si les pasa algo ME MUERO...